La venta de televisores en España sigue estancada y pese a los últimos avances, el consumidor apuesta mayoritariamente por un aparato barato y relativamente pequeño. En 2016, se vendieron 3,2 millones de unidades, un 3% menos que en el año anterior, con un precio medio de 401 euros por aparato y 40 pulgadas de pantalla. Por marcas, Samsung mantuvo el liderazgo, con el 40% de las ventas, frente al 32% de LG Electronics, su principal competidor, según los datos de la consultora GfK.
Este bajo precio medio llama la atención, ya que los nuevos televisores de ultra alta definición (UHD), también conocidos como 4K, cuestan a partir de 1.000 euros, y más de 2.000 euros si vienen equipados con las dos últimas tecnologías.
Los expertos apuntan a que la causa está en que los consumidores siguen apostando por unidades pequeñas, de 22 o 32 pulgadas, y para unidades mayores (el televisor principal del salón) tardan en cambiar el aparato. Un estudio conjunto de la consultora GfK y de Samsung realizado con motivo del último Black Friday, el pasado 25 de noviembre, arrojó la conclusión de que el consumidor español tarda 10 años en comprarse un nuevo televisor, frente a los dos años de media con que renuevan el móvil.