Trapacero: “Dícese del que intenta engañar con astucia y falsedades.” Y eso, precisamente, es lo que ha hecho nuestro alcalde en el asunto del concejal proscrito, perdón no adscrito, tratar de engañarnos con falsedades, pero no con demasiada astucia, porque ha sido descubierto y puesto en evidencia a las primeras de cambio.
Después de la movidita sesión del último pleno extraordinario celebrado en el Ayuntamiento, donde nuestro alcalde fue reprobado por haberse saltado a la torera el mandato plenario de votar NO al Plan de Cuenca del Júcar, y donde el concejal Soriano también fue duramente reprobado por sus antiguos compañeros de partido, cosa lógica, pero también por la concejala de Medio Ambiente, (por cierto, Rosa, felicidades por tu boda), cuestión esta menos lógica, por no haber entregado su acta de concejal y permitir que la persona que figuraba en el número cinco de la candidatura de Ciudadanos al Ayuntamiento de Albacete jurase o prometiera, el cargo que hubiera dejado vacante Soriano. Pues justo después de todo eso, al día siguiente, porque para que vamos a dejar que la cosa se enfríe, se publicó en la plataforma change.org una petición para que el concejal entregue su acta y pueda volver al Ayuntamiento el equilibrio de fuerzas que existía antes de su expulsión de Ciudadanos. Es decir, para que el PP pueda seguir gobernando tranquilamente con el apoyo, más o menos puntual, de los de Rivera.
Hasta ahí todo dentro de la normalidad, lo anormal, el engaño, la astucia, la falsedad, la trapacería, es que a continuación, desde el Grupo Municipal del Partido Popular, vamos desde el despacho contiguo al que ocupa el alcalde, se diera alas a un envío masivo de correos electrónicos animando a los destinatarios a entrar en dicha plataforma y firmar la petición que promovía, entre otros D. Matías Gotor Scasso, cuyo primer apellido coincide con el del número dos de Ciudadanos en al Ayuntamiento, claro que igual es pura casualidad. Eso sí, en la misiva electrónica se advertía a los destinatarios que no firmase dicha petición ningún cargo público del Partido, no sea que la cosa cantase demasiado.
La pregunta que nos hacemos todos es obvia, ¿Es lícito que alcalde de Albacete anime a sus compañeros de Partido que no sean cargos públicos a solicitar la dimisión de un concejal que ha sido expulsado de otro Partido por un asunto interno, que además en nada interfirió en su proclamación como alcalde?
Y la respuesta no es menos obvia. No, no es lícito ni ético tratar de inmiscuirse de forma tan trapacera en los asuntos internos de otro Partido, por mucho que sea del Partido que le permite llevar el bastón, que no el mando del Ayuntamiento. Y algo de mala conciencia debe tener nuestro hierático alcalde, porque no tardó ni un día en decir que nones, que ni él, ni nadie de su grupo, había enviado dichos correos, por mucho que en el mismo figurase como remitente el Grupo Municipal Popular con todo lujo de detalles para su identificación, teléfonos, direcciones, web, dirección de correo electrónico …
El concejal no adscrito tiene toda la razón del mundo en sentirse molesto, agraviado y hasta perseguido. Sentimientos que le han llevado a poner el asunto en manos de la Fiscalía, aconsejado sin duda alguna por su asesor de cabecera.
Si no lloviera sobre mojado, igual pudiéramos pensar que se trata solo de un desliz, de un exceso de celo de alguien o de un calentón del momento, pero aquí pasa como con las meigas, que “ejemplos haberlos, haylos”, porque quien es capaz de montar una academia privada en un Colegio Público, utilizando sus instalaciones por la cara,cómo no va a ser capaz de meter las narices en asuntos de otro Partido.
Quien es capaz de decir que lo que cobraba en la academia lo declaraba como ingresos, como si eso le eximiera de la culpa, y luego se demuestra que en sus declaraciones de bienes como concejal lo que consignó fueron unos ingresos procedentes de impartir cursos organizados por el sindicado CSIF, cómo no va a ser capaz de incitar a sus correligionarios a apoyar la petición de dimisión de un concejal de otro Partido distinto al suyo, solo porque desde que despidieron a Soriano de C’s al alcalde le cuesta conciliar el sueño, no sea que cuando se despierte, además de no tener el mando, ya no tuviera ni el bastón.
Quien es capaz de saltarse a la torera los acuerdos plenarios, cómo no va a ser capaz de intentar hacerle la vida imposible a quien cree que le está impidiendo disfrutar de la Alcaldía como Dios manda.
Quien es capaz de ir amontonando mociones aprobadas por el Pleno Municipal a instancias de la oposición con la intención de no cumplir ni una, como me cuentan que le ha confesado a quien despacha con él de forma habitual, cómo no va a ser capaz intentar que el concejal no adscrito pierda los nervios, la paciencia y ya puestos también el acta de concejal.
Pues quien hace todo eso es un trapacero, por muy alcalde de Albacete que sea, que precisamente por serlo, se espera de él una rectificación o una petición de perdón más o menos sentida. De hacerlo, honraría el cargo que tiene, de persistir en su actitud solo haría que nos ratificásemos en lo dicho: Este alcalde sí que es trapacero.
Quien también debería ir cambiando de aptitud es el Alba, la de ahora nos recuerda demasiado al Alba de la temporada anterior, y para sustos ya va uno bien servido por ahora.