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Ellos nunca lo hicieron

En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario” (Orwell)

Todavía echando humo el pistoletazo que ha dado luz verde al enésimo trasvase del Tajo al Segura -autorizado para el presente mes de mayo- (qué ardor guerrero del Gobierno socialista, oiga), la única verdad que se escuchó en el debate organizado por Radio Albacete con candidatos autonómicos a las Cortes de Castilla-La Mancha salió de boca de Vicente Aroca, representante del Partido Popular: El PSOE tiene un discurso diferente para según qué lugar. Y no le va mal, por cierto. Hasta olfatea, por fin, un vuelco electoral en la vecina Región de Murcia, con lo que antes crían pelo las ranas que desmantelan el acueducto. Si no fuera porque reniegan de sus propios principios, hasta podrían presumir de que la solidaridad y la cohesión interterritorial va en el ADN de los socialistas. El problema viene cuando esta solidaridad se conduce por una obra de ingeniería hidráulica no ejecutada por ellos; entonces, ya la bici, el coche, los montes, el agua y las fronteras son mías. Eso sí; si hay que presumir de solidaridad interracial en el Telediario, minuto y resultado, a bordo de algún barco atestado de cámaras, no lo dude nadie: Ahí está el Falcon, para lo que haga falta.

El nombramiento del propio Iceta como presidente del Senado es una muestra más de lo bien que manejan algunos los hilos de la propaganda. Si hay un “barón” autonómico socialista que choca más con la Constitución del 78, ese es el dirigente del Partido Socialista de Cataluña. Si hay un dirigente abiertamente federal en la España de las autonomías, y si hay un dirigente favorable al referéndum secesionista –consulta, lo llama él-, partidario incluso de que la democracia ponga cauce a los deseos independentistas en un plazo no muy lejano, es éste que hoy se postula como presidente de una Cámara Alta que debería velar por la convergencia entre Comunidades Autónomas, la vertebración del territorio y la unidad de la nación Española. Ahí es nada. Ningún socialista periférico ha desafiado tanto la Constitución del 78 como Iceta. Nadie merecería menos ser presidente de un Senado que debiera aplicar en momentos de extrema gravedad la constitucional herramienta del artículo 155 para garantizar el orden y la ley. Nadie más confeso inconstitucional para velar por la Constitución que el propio Iceta.

El PSOE vive tiempos de suficiencia y le va bien. La suicida fragmentación del voto de centro derecha la va a permitir lucir palmito muchos años si el resto de partidos no advierten la gravedad de la situación. Para cuando llegue la crisis, y vuelvan a apretar el botón de la congelación de las pensiones, la abrupta paralización de la obra pública, y la bajada de sueldo de los funcionarios, tendrán bien articulado el mecanismo para parecer no haber sido ellos; Pedro Sánchez nunca fue ese diputado que aplicó el mayor recortazo/tijeretazo social de la democracia en 2010. Debió ser su hermanico.

El PSOE nunca avaló el Plan Hidrológico Nacional que derogó ZP en horas veinticuatro tras los bombazos de Atocha, por sus hipotecas con los nacionalistas catalanes; Bono y el 80 por ciento del Consejo Nacional del Agua -en el que están representados el grueso de las CC.AA- dieron el sí quiero a un Plan Nacional que ponía fin a las guerras del agua entre vecinos españoles, entre hermanos, a los absurdos e inconstitucionales blindajes estatutarios, al mal uso de los recursos públicos naturales como bienes privativos. Pero no debió ser Bono. Debió ser su hermanico.

Y ahora parece que nadie quiso el Trasvase del Ebro, como si el paradigma de la eficiencia energética, ecológica y medioambiental fuera desalar el mar, la mar. Es más, Sánchez dijo en Albacete, en vísperas de la moción de censura, que el Trasvase del Tajo al Segura se iba a acabar porque era franquista. En Murcia, dos días después, se desdijo y el tiempo se ha encargado de dejar tirados como a una colilla a los socialistas albaceteños que aplaudían a rabiar en el Paraninfo, a escasos metros del Pozo de la Sabiduría.

Decir a cada público lo que quiere escuchar, una cosa y su contraria, y encima presumir de ello. Es que dan lecciones. Y si algún día salen las cosas mal, y no está el centro derecha para echarle la culpa, ellos nunca lo hicieron. Acaso, sus hermanicos.

 

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