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De Bárcenas a Viloca y tiro porque me toca

Hace ya mas de diez años, para más señas el 24 de febrero de 2005, el entonces president Pascual Maragall ya alertó sobre el presunto cobro ilegal de comisiones por parte de CIU, cuando dentro de un debate monográfico sobre las obras del metro de Barcelona, les acusó de tener “un problema que se llama 3%”, en referencia al presunto cobro de comisiones por parte de la Administración en la adjudicación de obras durante el anterior gobierno de CiU, presidido por Jordi Pujol, que en aquella época aún seguía siendo Molt Honorable, para acabar siendo ahora Molt Culpable.

Parece ser que lo que entonces era un secreto a voces, tal y como afirmó en aquella época el otrora diputado de ERC Xavier Vendrell, ahora no solo ya no es secreto, sino que la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción han encontrado pruebas más que evidentes de ese presunto cobro de comisiones a cambio de concesiones de obra pública.

Pruebas que, de momento, han puesto a la sombra al tesorero de Convergencia, Andreu Viloca, y todo por tener el despiste de dejarse en la trituradora de papel restos de su agenda donde dejaba constancia detallada de las reuniones que mantenía con empresarios, que luego resultaron donantes de Convergencia a cambio de concesiones de obra pública.

Tanto Viloca como el empresario Jordi Sumarroca cometieron la enorme torpeza de dejar rastros de ese supuesto cobro del 3%, aun sabiendo que estaban siendo investigados. Éste por dejarse en su caja fuerte un papel con anotaciones de lo que pagaba y aquel por pasarse de detallista y dejar constancia en su agenda de todas las reuniones que mantenía con empresarios y la aportación que hacían a la fundación CatDem, una de las tapaderas que usaba Convergencia para financiarse de aquella manera.

Cuál no sería la seguridad de los empresarios paganos de que CIU les adjudicaría las obras, que incluso pasaban por caja antes de se publicase el correspondiente concurso en los boletines oficiales que correspondieran.

Además, Viloca no le hacía ascos a nada y cobraba por todo, desde la construcción de un Centro Cívico a la concesión de la recogida de residuos, pasando por la redacción de un proyecto, y es que ya se sabe que “la pela es la pela”, y sino que se lo digan a Ferrovial y al Palau de la Música Catalana.

Las similitudes entre los papeles de Bárcenas, la agenda de Viloca y el libro que utilizada el contable al que todos querían, unos proteger y otros hacer desaparecer, en la Película dirigida por Brian de Palma “Los Intocables de Eliot Ness”, son tan innegables, como evidentes y preocupantes.

Los tres eran celosos guardianes de los oscuros secretos contables de sus jefes. Uno, Bárcenas, anotaba de su puño y letra en una contabilidad paralela y con enorme profusión de detalles las iniciales, los nombres de pila y hasta los nombres coloquiales de los altos cargos del Partido Popular que recibían sobresueldos de la caja “B” del partido, que a su vez se nutría con las  aportaciones de un buen número de empresarios que querían ser agradecidos con quien había adjudicado tal o cual obra, dinero éste que también sirvió para financiar las campañas electorales del Partido Popular. Tal debía ser el saldo que para todo había.

Viloca al parecer no llevaba ninguna contabilidad paralela, pero sí una agenda que cumplía la misma misión que los papeles de Bárcenas, reflejar quien eran los paganos a Convergencia a cambio de adjudicaciones de contratos públicos. Y del contable de Capone, poco nuevo hay que contar, en su libro figuraban los destinatarios de la enorme red de sobornos que el mafioso construyó en el Chicago de los años 20 con dinero procedente de sus actividades delictivas.

Capone ya fue sentenciado a doce años de prisión por veintidós casos de evasión fiscal, Bárcenas de momento se ha empadronado en Soto del Real y Viloca pasa estos últimos días en una prisión catalana sin posibilidad de depositar fianza alguna que le deje libre, y es que ya se sabe lo que dice el refranero español que “a cada marrano le llega su San Martín”.

Estas prácticas mafiosas de las que se han beneficiado a lo largo de los años tanto el PP como CIU, ni pueden, ni deben quedar impunes. Quien se ha estado aprovechando para su interés particular, o el del partido al que pertenece, que para el caso es lo mismo, del cargo público en el que la voluntad popular le ha situado, para saquear lo que es de todos en beneficio de unos pocos y además de los suyos, suyos, no pueden repetir como presidente del Gobierno de España o presidente de la República Catalana.

Sr. Rajoy, no basta con decir que se equivocó al nombrar Tesorero del PP a Bárcenas y que todo lo hecho es obra exclusiva de este señor cuyo nombre no quiere ni recordar y, en consecuencia, no asumir más responsabilidad que la de mirar para otro lado y esperar a que la tormenta de la corrupción no se lleve por delante a muchos diputados y diputadas en las próximas Elecciones Generales, por mucho que presuma de presidir el gobierno que más ha hecho por atajar la corrupción, pero lo cierto es que la sombra de la corrupción es tan larga que amenaza con no dejar pasar la luz por ninguna de las ventanas que hay en todo el edificio de la Calle Génova.

Y lo mismo ocurre con el presidente en funciones Mas, no puede escudarse en seguir diciendo que lo único que él sabe es que todo está correcto y en regla, y que lo de la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción es un atentado contra la independencia catalana, como si en una más que improbable República Catalana la rapiña de lo público en beneficio propio no fuese a ser delito, salvo claro está, que declaren exento de cumplir la Ley al Partido Político al que pertenezca el presidente de la República, pero para películas de ciencia ficción ya tenemos a Steven Spielberg, y para  emociones fuertes ya tenemos a nuestro Alba, que de momento se está salvando de entrar en la zona peligrosa de la tabla clasificatoria.

 

 

 

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