“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos” (Maquiavelo)
De todos los golpes de efecto que le queda por asestar al hombre que nunca ganó unas elecciones, pero que está en ello (y tú lo sabes), es el del Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, dependiente orgánicamente del presidente del Gobierno, y aplazado sine die -o acaso ya nombrado entre la mayor estructura de altos cargos de la democracia española- porque lo de Franco, la tele, y los presos es más urgente.
Más allá de urgencias, lo cierto que en un país donde el cien por cien de los niños están escolarizados, y además con una alta tasa de ocupación de la red de comedores escolares públicos y un sistema de protección social de los más avanzados del mundo, esto del alto comisionado suena a extravagancia política de Aló Presidente.
España tiene hoy un sistema de cobertura en servicios sociales, transversal en su financiación entre el Gobierno del Estado, las CCAA y las corporaciones locales y diputaciones, que dan soporte a las familias en riesgo de exclusión social, implementada por diferentes organizaciones de carácter gubernamental y no gubernamental, que hacen también su relevante función, incluso en el ámbito de la inserción laboral a la inmigración.
Por tanto, nuestro país no es la Burkina Faso de los recortes que no ha querido vender la izquierda de Pedro Sánchez y sus Mareas; eso, sin dejar de reconocer que los años de crisis –tan dura- sembraron el territorio nacional de familias con todos sus miembros en paro y, por tanto, niños y adultos de más de 55 años en situación de pobreza energética, social, etc.
Nadie lo dice ya, pero antes de que presuma de ello Cristina Fallarás (“Los favores se pagan con sillones en consejos de administración…”) and friends, cabe recordar que la buena marcha del mercado de trabajo -con 19 millones de cotizantes ya, y recórd de afiliación de mujeres- está logrando reducir el riesgo de pobreza y la desigualdad en nuestro país desde bastante antes de que Podemos copara el consejo de RTVE y los delegados bolivarianos de Comisiones Obreras se descolgaran de los ‘viernes negros’.
De 2008 a 2011, el 44 por ciento de los europeos que entraba en riesgo de pobreza lo hacía en España, por culpa del histórico aumento del paro; mientras que ahora, y si no lo estropea el remedo de JFK que asoma ya la patita con más impuestos, el 73 por ciento de los europeos que abandona esta situación de riesgo lo hace en España (3 de cada 4), según Eurostat.
Los datos que maneja la OCDE, que eleva la pobreza infantil en España más allá del 23 por ciento, hacen referencia a 2014, cuando España empezaba a levantarse del desprendimiento social y económico en el que nos dejó el Partido Socialista de Carmen Calvo y Zetapedro Sánchez.
La España que otea hoy el registrador Rajoy desde su 1,90 de estatura es, efectivamente, bastante mejor que la que heredó en 2011, y aquí está la clave de todo su legado que ya corresponderá guardar y hacer guardar al presidente del Gobierno que salga ganador de unas elecciones, y no de una felonía censuradora: perseverar en el empleo, en mejores salarios, en crecimiento económico, unidad de la caja de la Seguridad Social, más recursos para la Justicia, impuestos los justos, y mejor sistema de protección social para toda la población, incluida la infantil.
Lo demás, incluidos los altos comisionados, es argumentario de Aló Presidente. Posdata.- A partir de que triunfe la moción de censura en Tobarra, espero que el cactus de Arizona pase a ser un mal sueño.