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¿Abroncará Casado a Manuel Serrano?

Los seres humanos venimos de serie con la mala costumbre de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, y el ínclito Pablo Casado no iba a ser menos.

El actual y próximo líder de la oposición, lleva quejándose amargamente las últimas dos semanas, cuando escucha con enorme decepción y no menos desasosiego, la retahíla de decretos que aprueba el Consejo de Ministros –y Ministras-, en lo que el ejecutivo ha dado en llamar con acierto los “viernes sociales”, y que viene a dar respaldo legal, vía Bo-letín Oficial del Estado, a la otra cara de los Presupuestos Generales del Estado, a la que se encuentra detrás las números que lo conformaban, y que como todos sabemos no pu-do ver la luz gracias a la carga de profundidad lanzada sin mucho miramiento desde las filas catalanas y a la batería de torpedos enviados desde la bancada ocupada por la de-recha patria, la azul y la naranja.
El dicharachero presidente de los populares, como viene siendo habitual, no ha ahorrado calificativos en el momento de enjuiciar la actividad de Pedro Sánchez y sus ministros y ministras, y amenaza con llevar ante la Junta Electoral y, ya puestos a exagerar, hasta el mismísimo Tribunal Constitucional, los Reales Decretos aprobados estos días, olvidando que, preceptivamente, han de contar con el visto bueno de la Diputación Permanente del Congreso para que no decaigan, como órgano de guardia parlamentario entre dos legis-laturas. Claro que igual ese asunto no se llegó a tratar en el master de la Universidad Rey Juan Carlos.
Pero lo más llamativo del asunto no es que reniegue de la ampliación del permiso de pa-ternidad, de la limitación de la subida del precio de los alquileres a la evolución del IPC interanual o de las medidas adoptadas para reforzar la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres, o que amenace con revertirlas en el supuesto caso de que pueda reeditar en España el gobierno de derechas de todos los colores que reina, de momento, en Andalucía, no, que de quitar derechos está terminantemente prohibido hablar en épo-ca preelectoral, no sea que la crítica ácida la centre en la forma y pase olímpicamente del fondo, que curiosamente, es lo que más interesa a la ciudadanía. O acaso tú, querido lector, has escuchado a algún futuro padre afirmar enfadado que renunciará a la amplia-ción de las tres semanas de su permiso por paternidad porque el mismo se ha tramitado vía Real Decreto, ¿a qué no?, pues eso.
Y mientras Casado tilda de irresponsable al presidente del Gobierno por hacer lo que se comprometió en su día a llevar a cabo, el alcalde popular de Albacete, Manuel Serrano, haciendo oídos sordos a las diatribas de su jefe contra Sánchez, ha decidido mirar para otro lado, se ha liado la manta a la cabeza y lleva dos semanas publicitando, día sí y día también en el diario de cabecera, una larga serie de iniciativas municipales que en el mejor de los casos finalizarán de aquí a dos años, o que comenzarán en los próximos meses, o que incluso se encuentran en fase de redacción de proyecto, importándole un bledo si aquello que difunde a los cuatro vientos con tanto desparpajo como iniciativa propia, en realidad lo fue a instancia de algún grupo de la oposición, y que ahora que el día D, hora H, se asoma por la esquina, no duda de colgarse cuantas medallas sean ne-cesarias, aunque hace unos meses abominase de alguna de ellas. Pero es que ya se sabe que el voto es el voto.
La inocente pregunta que nos hacemos los pobres mortales que por aquí moramos, es si Pablo Casado abroncará con igual dedicación e insistencia a su fiel discípulo albacete-ño, por hacer exactamente lo mismo que le viene criticando al presidente del gobierno, hacer campaña propia con el dinero de todos, o sí por el contrario, le felicitará efusiva-mente por informar a la ciudadanía de lo que se nos viene encima.
Y la respuesta que nos damos a nosotros mismos es que todo se saldará con un buen número de parabienes a la gestión del alcalde, mientras reparte estopa al Gobierno, que una cosa es predicar y otra dar trigo. Porque ya sabemos que todo lo que provenga del okupa de la Moncloa estará mal hecho por definición, y todo aquello que sea promo-vido por los legítimos portadores del poder popular estará bendecido por el halo divino, un halo, que como todo el mundo sabe tiene su delegación española establecida en la calle Génova, número trece. Cosas del destino, sin duda.
Y así, entre las exageraciones sin sentido alguno de Rivera, que no se le ha ocu-rrido otra cosa que llamar a sus filas a los socialistas que Sánchez ha expulsado del constitucionalismo (sic), como sí esa especie existiera de verdad, las sobreactuaciones de Abascal haciendo de DJ en la sala Teatro Barceló, en Madrid, donde coreó a voz en grito que era novio de la muerte, que ya ves tú la diversión, tener de novia a la mismísima parca, las mentiras de Casado cuando afirmó que la Ley Integral Contra la Violencia de Género fue cosa de Aznar, sí del mismo que hablaba catalán en la intimidad y que cono-cía el paradero de las armas de destrucción masiva en Irak, y los penaltis inventados por darle una patada al césped del Carranza, vamos contando los días que faltan para la pró-xima cita electoral y eso que me temo que lo mejor está todavía por llegar.
Y ya sabes que, cómo no hay mal que cien años dure, siempre nos quedarán Pa-rís, el Alba y una pizca de sensatez cuando depositemos nuestro voto en las urnas, y de esto último, en los próximos meses, tendremos ración extra.

ANTONIO MARTÍNEZ

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