0 comments

… Y el alcalde asomó la patita

Tan solo ciento diecinueve días ha tardado el alcalde en perder las formas en un Pleno Municipal. Poco más de tres meses han bastado para que Javier Cuenca abandonase la pose hierática con la que preside los Plenos y nos muestre su cara más dura, más agresiva y más amenazadora. No creo estar equivocado si afirmo que tenemos un alcalde que se viste con piel de cordero para enmascarar al lobo que lleva dentro.

Entiendo que no se encontrase a gusto presidiendo un Pleno que iba a terminar reprobando su forma de actuar en un asunto, siempre tan controvertido, como lo es todo lo relacionado con el río Júcar y sus planes de Cuenca. Comprendo que no le gustase escuchar desde las filas de la oposición, una y otra vez, que se había pasado por el arco del triunfo el acuerdo plenario que le mandató a votar NO a la revisión del Plan de Cuenca del Júcar. Pero ya sabía a lo que iba y de lo que iba la cosa, puesto que el Pleno lo había convocado el mismo, aunque a instancias de la oposición, mal que le pese.

Y como lo sabía, se rodeó de los popes del Partido Popular que no dudaron en jalear sus intervenciones en un vano intento de alegrarle algo la mañana.

Y como lo sabía, le encargó a la concejala menos conciliadora que tiene que defendiera por qué votó en Valencia lo contrario de lo que se le había dicho que votara desde Albacete. Vamos, un ejemplo claro de psicología inversa, basta ver un letrero que ponga cerrado para que intentemos abrir la puerta.

Y como lo sabía, convocó el Pleno a las 13,15 horas de un viernes previo a un largo fin de semana, pensando que si la ministra del Paro se encomienda a la Virgen del Rocío para que baje el desempleo, por qué no iba a enrocarse él tras el puente del Pilar, esperando que escampase lo antes posible.

Y como lo sabía y como lo sabíamos todos, aún resulta más difícil de comprender su salida de pata de banco poco antes de finalizar el Pleno. Está claro que tenemos un alcalde que no le gusta que los demás le digan lo que tiene que hacer, y es que, después de ciento diecinueve días, todavía no ha entendido que no tiene mayoría suficiente para gobernar, que no puede hacer de su capa un sayo y que necesita, además de a los tres de Ciudadanos, a alguien más para sacar adelante cualquier propuesta.

Al señor Cuenca no se le reprueba por delegar en la concejala de Medio Ambiente su voto en el Consejo del Agua, que ahí la Ley le ampara, como también le ampara cuando dice que, como alcalde, ostenta la representación del Ayuntamiento, lo que se le reprueba es precisamente todo lo contrario, que no representase al Ayuntamiento que mayoritariamente le había dicho que tenía que votar NO y que optase por representar tan solo a una parte del Pleno, a la parte que voto SÍ, a su parte, al Partido Popular.

Esa actitud de desacato a los acuerdos plenarios revela en el alcalde un par de cosas. La primera, que pasa de las mayorías y, por lo tanto, no cree en la esencia misma de la democracia; y la segunda, que pretende gobernar desde el despotismo, no sé si ilustrado o no, como si las leyes no fueran con él, y esta segunda revelación se ve confirmada por sus propias palabras, cuando afirmó que estaba abierto al diálogo con la oposición, pero no a la imposición, obviando que diecisiete votos son más que diez y que si le molesta que la mayoría le diga lo que tiene, o no tiene que hacer, que piense en cómo le sienta a esa mayoría que desde la minoría se haga oídos sordos a los acuerdos plenarios. Está claro que le empatía no se encuentra entre una de sus virtudes.

No se le reprueba por defender los intereses de Albacete, frase con la que pretendió dar carpetazo al Pleno y que desató las iras de la oposición que había convocado el Pleno, se le reprueba por hacer oídos sordos a lo que se acuerda en sede plenaria y por mucho que intentase marcharse del Pleno con cara de poco amigos, sin contar los votos, sin levantar la sesión y dejando plantados a tirios y troyanos, acabó reprobado por catorce votos contra trece, y es que las mayorías tienen eso, que a unos les dan el bastón y a otros el mando.

Lo de los tres ‘ciudadanos’, como lo del Alba, que el domingo dejó escapar otros tres puntos del Belmonte, seguro que para no aguarles la fiesta del Pilar a los jugadores, aficionados y seguidores del Zaragoza, es cuestión aparte.

¿Cómo se puede decir que la propuesta de reprobación es desproporcionada?, ¿Qué se puede pensar de un concejal y unas concejalas que no consideran reprobable que quien tiene que cumplir los acuerdos plenarios se los salte a la torera y pretenda quedar impune? Eso de hacer continuamente de Don Tancredo tiene que tener los días contados, no se puede estar siempre de canto, porque hay que recordar que los tres de Ciudadanos también le dijeron al alcalde que votase NO en el Consejo del Agua, a pesar de que el viernes no le reprobasen su actitud porque el concejal proscrito, perdón no adscrito, se sumó a la fiesta de la reprobación, y eso sí que no. Debieron pensar qie antes con Javi que con Pedro, aunque lo que hiciera Javi no les gustase nada en absoluto, pero es que con Pedro ni a misa, y si hay que lanzar una campaña en las redes para que entregue su acta de concejal, pues se lanza y aquí paz y después gloria.

No se a ti, pero a mi siempre me surge la misma pregunta ¿Además de abstenerse, qué hacen los de Rivera en el Ayuntamiento?

 

Adblock Detectado

Por favor, ayúdenos desactivando la extensión AdBlocker de su navegador para nuestro sitio web.