La demagogia es la hipocresía del progreso (Proudhon).
Pasará a los anales del contorsionismo informativo, ese ejercicio de enredo político que hizo La 1 en su edición del mediodía del pasado día 13, cuando ya el resto de medios digitales señalaban, en generosos titulares, que el Gobierno de Sánchez no quería más jamones propagandísticos en forma de Aquarius; y pasará a los anales como el más burdo ejemplo de capotazo mediático al Ejecutivo nacido de la moción de censura. Pues si manipulación también es corrupción, tal y como espetaste en el Parlamento, presidente Sánchez, ya tienes la candidatura echada para liderar el ránking, por encima, incluso, del fango del 3 per cent que tan ricamente te aupó a Moncloa. Ya lo dijo Bono. Hay corrupciones buenas y corrupciones malas.
Tantas semanas de viernes negros, tantos lazos reivindicativos en el ente público, para acabar en ese ininteligible circunloquio en torno al barco de la ONG francesa que lanza el resoplido doliente de cientos y cientos de subsaharianos pobres sobre el pescuezo de los presidentes de Gobierno europeos, exigidos por una sociedad articulada que demanda mejores pensiones, más jubilaciones, mejores prestaciones sociales, mejor Sanidad, mejor Educación, más Ofertas de Empleo Público, más Dependencia, más fuerzas de Seguridad, mejor Justicia, mayores salarios y más vacaciones.
Que si Italia decía no; que si Malta tampoco; que si España sí, pero no, que si Ada Colau… Terminaba el Telediario de las tres, me quedé a ver Acacias 38, y no supimos si el Gobierno español reanudaba el reparto de otros doscientos carnés de refugiados entre los migrantes del barco, o los rechazaba.
La incógnita a despejar es sencilla, o no. Si hace tan sólo unas fechas, el propio Partido Socialista ponía en un brete a Rajoy sobre la financiación del sistema público de pensiones y, por extensión, la sostenibilidad del
llamado Estado del Bienestar… La pregunta que hay que hacerse ahora es si España puede seguir absorbiendo la ingente migración que llega del vecino continente africano, y haciendo teatrillo político con las concertinas, las Onegés, y los policías de frontera desbordados hasta la extenuación. Pues más allá de la operación de marketing, todos sabíamos que el problema no comenzaba, ni terminaba, dando cabida al Aquarius, aunque, eso sí, el pelotazo informativo fue fino, y la guinda al pastel ha sido el nuevo empleo de la primera dama en el IE África Center; qué no dirá Piqué ante el desaire a su Shakira, si hasta criticaba a Rajoy por no saber hablar inglés.
La demagogia tiene ese punto agridulce de dar al público lo que quiere oir, con menosprecio de la verdad, y lo saben muy bien los vecinos de Tobarra, donde el aparato institucional socialista está haciendo una actuación que recuerda a Homer Sipsom salvando la ciudad de Springfield de la catástrofe nuclear que él mismo había provocado; se les va a acabar el amor -y la cámara del iphone- de tanto usarlo, y es que han descubierto que Tobarra también existe. Desde Abderramán III no habían tenido tiempo. Pues ahora que tenemos a los socialistas con el glifosato matando cactus a cañonazos -como el que fumiga pulgón blanco en la parcela-, ante una invasión que es estructural en el sureste de España, asistimos a un ejercicio de retorcimiento informativo de cuarta, sólo comparable por su zafiedad -y salvando las distancias entre el emérito líder provincial de Geacam y Rosa María Mateo-, a los informativos de TVE. Cualquier día, los chicos de la Junta nos sorprenden con la derogación del Trasvase Tajo-Segura, a su paso por Tobarra. Debe estar ya la nota en el horno.
Como a la mujer de Lot, nos quieren convertidos en estatuas de sal, en castigo divino por nuestra curiosidad para distinguir lo que hay bajo esa realidad contorsionada. Pues para eso querían el poder: para fumigar a todos los que denuncian el uso y abuso de las puertas y puertos giratorios. Como ya han hecho con el periodista Sergio Martín, de Los Desayunos en TVE, al que Iglesias hace tiempo se la tenía preparada.
A este paso, nos fumigan en la cara y la prensa dice que llueve.