“Cuando bebas agua, recuerda la fuente” (Proverbio chino)
Le faltó algo de postureo (“piel” que diría Floriano en aquel vídeo) y le sobró cargar durante demasiado tiempo con la mochila del presidente de honor a la fuga, acaso por el respeto reverencial que le debía, tanto por haber sido su predecesor, como por haberle designado guardián de su legado.
Por lo demás, aquel concejal de Pontevedra, gallego sabio, ha sido el mejor servidor de la cosa pública de la democracia desde Adolfo Suárez, que lidiara con la ardua tarea de la Transición, obra maestra de la era moderna, sobrevolando incluso mociones de censura y la inquina de la izquierda y de la derecha, en unos tiempos de implacable oposición política, ruido de sables y macroatentados contra la vida civil y militar, a diario.
Mariano Rajoy, el mejor presidente de España y el menos petulante de todos; hombre templado, nervios de acero; riguroso en la defensa de la integridad territorial, sin cesiones a la negociación con batallones de liberación (de qué y de quiénes); parlamentarismo en estado puro, espartano en las formas, titánico en la otra gran obra reciente: espantar a los hombres de negro, aquellos que perfilaban tajos del cuarenta por ciento en las pensiones, en las prestaciones por desempleo, en la Función Pública, y quitas en los ahorros de los españoles, a la griega.
Como el gran elefante de colmillo largo, retorna al balneario del Cuerpo de Registradores de la Propiedad, a lamerse las heridas en su verde refugio de suaves lomas y parroquias de piedra y pizarra; a otear el tambaleante equilibrio social y político de la vieja Europa desde la distancia, y a remojo ya su fino olfato de estadista que guarda para sus memorias, memorias de un grande de España, no sin antes advertir: “Confunden las vacas gordas con la fiesta del despilfarro”.
Y cabalgan de nuevo, con una larga cruzada de ministros y ministras, hasta diecisiete, y veinticinco secretarios de Estado, que parece la lista de Lopetegui, con perdón. Un treinta por cien más de altos cargos a lomos de los Presupuestos Generales del Estado, y titulares de prensa a golpe de Telediario en Alta Mar y BOE; se acabaron, por fin, los recortes, dicen. Vuelve la fiesta del despilfarro.
Mira que lo advertiste, Mariano.