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Pedro Antonio Ruiz Santos, el candidato tranquilo

Cuando John Ford dirigió a otro John, Wayne, y Maureen O’Hara en El hombre tranquilo, el candidato a la Secretaría General de los socialistas albaceteños Pedro Antonio Ruíz Santos aún no se había asomado al mundo en su Villarrobledo natal, tendrían que transcurrir quince años hasta aquel feliz acontecimiento, pero al igual que el protagonista de aquella historia hizo gala, en cinemascope y tecnicolor, de enormes dosis de paciencia, tranquilidad y reflexión ante las provocaciones a las que se veía constantemente sometido en su querida Irlanda, Pedro Antonio atesora para sí las mismas virtudes, a las que me atrevería a añadir proximidad, imaginación, capacidad para comunicar y sobre todo, sentido de la responsabilidad.

El pasado jueves, le escuché decir en el acto de presentación de su precandidatura, que no tenía que avergonzarse por haber ocupado puestos de responsabilidad, tanto institucional como orgánica, en los últimos años, y le aplaudo la frase porque es verdad, al menos yo soy de los que comparto esa verdad.

Llevamos un tiempo, demasiado, en el que estamos siendo bombardeados con eslóganes relativos a la nueva y vieja política, los nuevos y viejos partidos, o el nuevo y viejo socialismo. Unos eslóganes que lo que persiguen es cargar de argumentos y legitimidad a aquellos líderes políticos recién salidos del cascarón y, en consecuencia, con escaso bagaje que mostrar a la ciudadanía, frente a aquellos otros que sí que atesoran experiencia, conocimientos, veteranía y madurez. Y son precisamente estos atributos los que les permiten afrontar con ciertas garantías de éxito los retos que tienen ante sí, como le ocurre a Pedro Antonio en su desafío por intentar recuperar para el socialismo la provincia de Albacete; y es por eso que lo puede encarar con la tranquilidad que le confieren su carácter afable y su bonhomía, con la reflexión que le reporta su amplio conocimiento, con la paciencia que le da su acreditada experiencia, con la proximidad que le concede saberse y comportarse como un igual, con la imaginación que le otorga su espíritu inquieto, con la capacidad de comunicación que nace de saber lo que uno quiere y con la responsabilidad de quien sabe, y ha demostrado saber, lo que se lleva entre manos, que en los tiempos en los que estamos es un valor muy en alza por su escasez.

Creo a Pedro cuando afirma que se volcará con las agrupaciones más pequeñas, le creo cuando asegura que apoyará con más ahínco a aquellos compañeros y compañeras que están realizando labores de oposición en sus municipios y le creo cuando sostiene que la juventud tendrá un peso específico importante en su ejecutiva, si obtiene el apoyo mayoritario de la militancia en el proceso de Primarias, que comenzó el pasado domingo, tras el acuerdo del Comité Provincial Socialista, y le creo porque ha demostrado a lo largo de su vida política que su palabra es ley, que no habla por hablar y que no es un bienqueda que dice solo aquello que los demás quieren escuchar. Si es no, será no, que a nadie le quepa duda, como al contrario, si la respuesta es afirmativa, démoslo por hecho. Pedro es un hombre de palabra.

Como también es de esas personas que muestran con orgullo lo que son y lo que defienden, por eso es de fiar, porque está orgulloso de ser de Villarrobledo, de representar a la provincia de Albacete y de estar afiliado al partido del puño y la rosa.

Tengo la certeza que de una forma u otra contactará con los casi tres mil militantes socialistas de Albacete, para mostrarles el proyecto ilusionante e integrador que representa y, además, lo hará en un momento de enorme dificultad para nuestro Partido, en el que atreverse a coger las riendas de un PSOE en un serio riesgo de fractura tiene su mérito. Una fractura, que de producirse, no habrá que achacarla a los procesos internos, no nos engañemos, sino a la gestión que han hecho de los mismos algunos compañeros y compañeras, que desde la irresponsabilidad han intentado dividir el PSOE entre buenos y malos socialistas. No es más socialista el que más alza el puño y canta La Internacional con más decibelios, al igual que flaco favor hace al candidato que dice apoyar aquel que inunda las redes sociales con mensajes velados, o no tan velados, sobre otros compañeros o compañeras tildándolos, de forma un tanto pueril, de derechizarse o apoyar al PP.

Conozco a Pedro Antonio y sé que es una persona integradora, que valora el talento y la valía de cada compañero y compañera socialista, independientemente de la posición que hayan mantenido en los procesos internos. De ahí que estoy convencido de que formará un buen equipo, un equipo que nace del PSOE responsable que trabaja por sus vecinos y vecinas y que comulga con la necesidad de aparcar sus intereses personales para hacer lo que más conviene al bien común. Pedro Antonio representa al PSOE que no es fruto de una motivación momentánea y temporal, sino consecuencia de una voluntad y esfuerzo mantenidos en el tiempo por el progreso de esta provincia, lo que le otorga un valor añadido de credibilidad incontestable.

Al igual que me hubiera gustado que el Alba se hubiera traído dos puntos más de Vallecas, también me gustaría que Pedro Antonio fuera mi próximo secretario provincial, porque abriría las puertas del PSOE de Pedro Coca, porque dejaría atrás el debate interno, porque se preocuparía de los problemas de nuestros vecinos y vecinas, porque enfocaría su visión de partido dando mayor participación a las agrupaciones locales, confiriendo al PSOE de Albacete una mayor transparencia y convirtiéndolo en un proyecto renovador y ganador, pero lo que más me alegra es que estos deseos sean compartidos por un nutrido grupo de jóvenes socialistas que acompañan y apoyan a Pedro Antonio en este proceso.

Juventud y experiencia, cóctel perfecto al que yo me sumo. ¿Y tú?

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